Bienaventurados los que protegen y cuidan la casa común
¡Uh!, diría un querido amigo, ésa me la sé.
Me pregunto, la sabemos… ¿y qué hacemos con ese conocimiento?
Cuidar a las ballenas y que cada día aumente nuestra huella de carbono con consumos innecesarios.
Hacer compost en el balcón y ser indiferentes frente a las guerras en cuotas que se libran en nuestro tiempo.
Firmar solicitadas denunciando quemas de campos y no defender a nuestro/a compañero/a de trabajo de quien se burlan los demás por su sobrepeso.
Porque cuidar, proteger la casa común es
con los desplazados que huyen de África en carcazas por guerras fratricidas, buscando una paz que no encuentran en sus pueblos;
con las personas impedidas de salir de Gaza;
con los niños y niñas con las panzas vacías chupando carton en cualquier parte de nuestra América;
con los pobres de toda pobreza;
con los compelidos a la ignorancia, porque necesitaron trabajar desde pequeños por un plato de arroz.
No tengo dudas, esa bienaventuranza supone que ese cuidado de la Casa Común es con todos y todas adentro…
María Cristina Campagna 30/12/2023