Nuestro Papa Francisco, en la Misa celebrada en Malmo, Suecia (1/9/2016), realizó una exégesis de las Bienaventuranzas.
Las conocí hace días, bastante tardíamente, leyendo el libro La diversidad reconciliada del Pastor Marcelo Figueiras, amigo del Papa, quien llamó al Vaticano para trabajar en el Observatore Romano.
Bienaventurados los que miran a los ojos a los descartados y marginados mostrándoles cercanía.
Mirar a los ojos de los descartados y marginados.
¿Miramos a los ojos cuando ofrecemos una limosna a quien la reclama?
¿Miramos con ternura sus llagas?
¿Estamos seguros de que ese marginado y/o descartable es digno de toda dignidad?
¿Nos avergonzamos de parientes diferentes de toda diferencia?
He sufrido la experiencia al lado de una persona cercana diferente, cómo se la miraba con los ojos hacia el infinito… nunca hacia ella.
De muy niña paseaba con una tía que se daban vuelta para mirar su cuerpo distinto… me extrañaban esas miradas… hasta que entendí que mi tía, mi madrina, era, para muchos, descartable o sujeto de circo…
¿Mostrar cercanía, como nos interpela Francisco?
Es algo muy difícil en esta sociedad de cuerpos perfectos, con mil cirugías, de exitosos de cartón, de mentirosos piadosos (o no tanto)… el perfume tapa todo…
Mirar al pobre,
al desvalido,
al diferente de cualquier diferencia,
al que vive en la calle
mirarlos a los ojos, y sentirlos cercanos,
eso es de bienaventurados… ¡seguro que sí!
Es un desafío enorme… ¿estamos dispuestos?
María Cristina Campagna 29/12/2023