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El derecho a no emigrar

Cuando Francisco Papa nos interpela a todos, cristianos o no, a un deber de solidaridad con los migrantes, nos llama a la compasión con nuestro hermano que sufre abusos, persecuciones, e inclusive la muerte y proclama como un derecho humano fundamental y universal: el derecho a no migrar

Los migrantes forzados sufren una triple perturbación:

  1. Pierden su territorio, sus raíces
  2. Pierden su lengua
  3. Pierden sus códigos y sus representaciones culturales

 

Perder su territorio es una agonía para tantos y tantas, que hoy viven en carpas y tiendas precarias a orillas de su patria. Los desplazados palestinos, por ejemplo, cuentan ya 5 generaciones de familias que viven en esta situación

Perder su lengua es no poder contar su historia, no poder comunicar su dolor, su angustia su desasosiego

Perder sus códigos, sus normas culturales es un doble extrañamiento, es sentir su dignidad machacada y a la vez presas del extrañamiento de los otros

Esa migración forzada que se hace patente ante nuestros ojos que no miran a esos hermanos, que los niegan, que todos sabemos que son botín del comercio de la carne humana, que no nos importan, no nos mueven a la atención, peor aún parece que necesitáramos que desaparezcan…

Esa migración que está impresa en:

  • el miedo en los ojos de esos niños que sin mayores transitan hacia paraísos soñados que se tornan en infiernos
  • la desesperación de esos padres que pugnan por subir a sus bebés a un tren que los llevará a ninguna parte
  • el andar cansino de mujeres centroamericanas que transitan por Plaza Once que llegan a Bs. As. endulzados sus oídos con palabras que suenan a trabajo digno, casa y comida
  • el terror de las guerras propias hacia otras guerras ajenas de muchos muchos hombres y mujeres
  • el hambre que es que es mucho y la comida escasa de tantas familias que cruzan desiertos y mares

Abramos nuestro corazón y grandes nuestros ojos hacia estos nuevos pobres de Asís y construyamos un mundo mejor, solidario, fraterno pues no tengo duda que las  migraciones forzadas son una representación contemporánea que obstaculiza, que niega el no matarás

                                     Cristina Campagna